Si pudiera irme abriría una puerta
Compraría candados
Empujaría tu esencia
Incendiaría memorias con aceite de ganas
Prendería un final en lo que era tu miedo
Me volvería cenizas
Y renacería
Sin tu brisa a mi lado
Las mañanas han cesado
voy. van. ven
que mi cuerpo está en receso
Los domingos me revientan
ven. van. voy
acaeciendo en el regazo
del recuerdo
soy. es /toy.
sometida por el verbo
que no duerme
Viene del dormitorio esa voz media hueca que escuché anoche en sueños
Se mueve hacia el estudio con la corriente del viento matutino
La voz de la cocina me sigue como un eco
solo cesa cuando como,
Que no cesa, solo pasa a la cabeza y me aturde las entrañas
Vienen del techo, de personas cuya vida no vive sin las voces
Las voces de mis vecinos, que dudo si festejan el confinamiento o el aniversario de nacimiento de una voz no demasiado clara, pero ebria.
Las voces están en el dispositivo que llamamos celular, ese que me habla y me cuenta las sandeces que hacen los humanos que amo en otras partes del mundo
Las voces vienen de la computadora
De las pequeñas piedritas sonoras que me pongo al oído para alejarme del mundo y que nadie me robe la voz que escucho. Es mía, mía!
Son los maullidos parte de la voz? La voz nace en la felina acurrucada en mi regazo
La voz explotó en un argumento, siguió caminando por una discusión, y terminó en silencio. Creo que me la comí.
La voz se hizo gemido ahogado, casi risa, se hizo llanto. La voz que me habita es bipolar los domingos.
La voz llegó todas las mañanas a las 7 junto con los obreros. Solo para despertarme y meterse en mi garganta, que tenía frío me dijo, que ya casi es invierno, que la hospede un ratito ya que de día no tiene dónde dormir.
Le salió mal la jugada, porque me pasé todo el día tratando de expulsar a la intrusa. Usé mi lengua como trampolín y la ví saltar fuera de mis labios, a la rampa acústica del espacio- tiempo.
Pero la muy artera hiló un elástico mientras estaba en mi garganta, y cada vez que la expulsaba, volvía con fuerza de propulsión a esconderse aún más adentro.
Llegó hasta el estómago.
La voz acaba de venir del beso repentino de mi amante, me pregunto si su voz sabe que mi voz está ahora alojada en mi estómago. Me pregunto si la compositora del sonido de nuestros besos fue su voz o mi voz. Es que se me escapó y no me di cuenta? Es que nunca podré contenerla?
Empiezo a creer que solo soy un vehículo, y que en realidad, es ella quien me alberga.
Vamos a entintar las conclusiones
las versiones de aquel yo que comulgó en la silueta del infierno
Vamos a ignorar las decisiones que inundaron
el caudal de mi verdad
Somos sueños hechos polvo,
Conclusiones sin final
viejos montes de calumnia y eco sol
Vamos a tomar aliento sucio
y escupir satisfacción